miércoles, 29 de junio de 2022

06-07-PYR-PREGUNTA - QUE PASO EN LOS 500 AÑOS QUE NO HUBO PROFESIA ?

 

06-07-PYR-PREGUNTA - QUE PASO EN LOS 500 AÑOS QUE NO HUBO PROFESIA ?



Respetado amigo Ricardo M (Ch). Con respecto a su pregunta nos permitimos comentarle lo siguiente:


Los 500 años que transcurrieron entre el Tanak (A.T.) y el Pacto Renovado (N.T.) nos enseñan sobre las condiciones que existían en la antigua la tierra de Israel antes de la venida de Yahoshua el Mesías y nos motivan a renovar nuestro compromiso de seguir al Salvador.


Cuando el profeta Malaquías dio fin a sus escritos aproximadamente en el año 450 a. de C., no se volvió a oír una auténtica voz profética durante 500 años. Es el periodo de tiempo que transcurre entre el Tanak (A.T.) y el Pacto Renovado (N.T.) .


Sin tener un profeta, la gente empezó a dividirse en partidos y grupos, cada uno de ellos adjudicándose el derecho de interpretar las Escrituras y dirigir al pueblo. Entre esos grupos, disminuyó el verdadero entendimiento del Todopoderoso , lo que dio paso a un largo periodo de confusión que terminó cuando el Todopoderoso envió a un nuevo profeta, Yohanan (Juan) el Inmersor , a dar comienzo a una etapa nueva.


Sin embargo, a pesar de que Yohanan (Juan) el Imersor y el Salvador enseñaban a la gente, a muchos no les fue posible dejar de lado las tradiciones y creencias que habían adquirido y que se habían intensificado durante ese periodo de 500 años.


Los profetas como Isaías y Jeremías advirtieron a los ciudadanos de Jerusalén que si seguían quebrantando los convenios que habían hecho con el Todopoderoso , la ciudad y el templo serían destruidos. Esa profecía se cumplió cuando Babilonia inicialmente invadió Judá, aproximadamente 600 a. de C., y destruyó sus aldeas, pueblos y ciudades.


Finalmente, en el año 587 a. de C., Jerusalén cayó, y a los judíos exiliados se los obligó a dejar su tierra destruida (véase Salmos 137:1). Algunas personas se quedaron en Jerusalén y sus alrededores —entre ellos los samaritanos que, con el tiempo, se casaron con gente que no era israelita (véase Jeremías 40:7, 11–12). Posteriormente, los exiliados empezaron a regresar a la tierra de Israel y a reconstruir sus casas y su vida basada en la Torah (véase Esdras 3). El templo de Jerusalén, que finalmente se reconstruyó en el año 515 a. de C., volvió a convertirse en el centro de adoración de los israelitas.


Debido a que los judíos rechazaron el ofrecimiento que les hicieron los samaritanos de ayudarlos a reconstruir el templo, a finales del siglo IV, éstos construyeron otro templo en el monte Gerizim, a aproximadamente 64 km al norte de Jerusalén. Por consiguiente, la adoración del Todopoderoso y la creencia en Él se fragmentó entre el nuevo templo en el monte Gerizim y el templo de Jerusalén, ya que ambos afirmaban tener la autoridad del sacerdocio (véase Yohanan (Juan) 4:20).


Sin embargo, ese resurgimiento no duró mucho tiempo. Después de Malaquías, tal como el profeta Amós lo había profetizado, el Todopoderoso envió “hambre a la tierra, no hambre de pan ni sed de agua, sino de oír la palabra del Todopoderoso ” (Amós 8:11). Este cambio fundamental trajo grandes consecuencias cuando la gente trató de entender y vivir la ley sin contar con las enseñanzas de un profeta.


Como resultado de esta carencia, de unos maestros y lideres, la gente se dividió en grupos de diversas aspiraciones políticas, religiosas y sociales. También diferían en sus creencias y tradiciones con respecto al Mesías. Los grupos religiosos intentaban vivir la ley de Moisés según la entendían, pero, debido a que cada grupo interpretaba las Escrituras desde puntos de vista tan variados, la sociedad judía se dividió cada vez más. Como resultado, el verdadero entendimiento de quién sería el Salvador llegó a ser confuso.


Una vez que las voces de los profetas cesaron, los sacerdotes y los otros obreros del templo, los levitas, se convirtieron en los oficiales más importantes entre los judíos, reclamando el derecho de interpretar las Escrituras. No obstante, el oficio de sumo sacerdote se volvió corrupto, ya que durante ese tiempo dicho oficio se podía comprar y vender.


Muchos judíos pensaban que los sacerdotes y los levitas no cumplían con su responsabilidad de enseñar la ley correctamente (véase Deuteronomio 33:10), de manera que surgió un nuevo grupo que procuraba enseñar la ley. Conocidos como escribas, vivían siguiendo el modelo de Esdras, que había ayudado a su pueblo a sentir la premura de aprender y obedecer la ley (véanse Esdras 7:25; Nehemías 8:1–8).


Alejandro Magno conquistó la región en el año 332 a. de C.; al morir, el reino se dividió entre sus generales. Con el tiempo, la tierra de Israel quedó bajo la influencia de los emperadores seléucidas que hablaban griego. En el año 167 a. de C., los gobernantes seléucidas abolieron la fe judía, prohibieron la circuncisión y profanaron el templo al sacrificar cerdos en el altar.


Muchos judíos, bajo el mando de una familia conocida como los macabeos o asmoneos, se opusieron. La insurrección, conocida como la rebelión macabea, finalmente trajo la libertad a los judíos y creó una nación judía por primera vez desde la caída de Jerusalén. Al mismo tiempo, se formó otro grupo religioso conocido como los asideanos o “los piadosos”; quienes para mostrar su devoción a el Todopoderoso intentaban vivir todo aspecto de la ley de Moisés, según la entendían.


Durante ese periodo de 500 años que comentábamos también surgieron otros grupos religiosos, cada uno de los cuales reclamaba tener el derecho exclusivo de interpretar las Escrituras. Los fariseos eran un grupo religioso independiente que surgió poco después de la rebelión macabea y que adquirió gran influencia en la sociedad judía al introducir un enfoque restringido en cuanto a las leyes de alimentación y la pureza de los ritos, aspectos que se centraban primordialmente en sus tradiciones orales y no en las Escrituras. En sus hogares trataban de comportarse como si viviesen en el templo.


Los saduceos, por otra parte, cuyos orígenes siguen siendo desconocidos, rechazaban cualquier propuesta a favor de la tradición oral y se adherían estrictamente a los cinco libros de Moisés, haciendo caso omiso a los escritos de otros profetas. En su mayor parte, ese grupo lo componía la sociedad acomodada de Jerusalén. Para cuando Yahoshua nació, los saduceos habían extendido su poder al reafirmar el control del templo de Jerusalén.


Cada uno de esos grupos religiosos preservó las tradiciones y las enseñanzas que consideraban esenciales para llevar una vida devota. No obstante, a causa de que carecían de la guía de un profeta verdadero, tenían que valerse de sus propias interpretaciones.


Independientemente de sus diferentes posturas basadas en diferentes interpretaciones de la Torah, los hombres y las mujeres rectos aún esperaban con anhelo la venida del Mesías durante ese periodo. Los poetas cantaban salmos, y la gente común oraba, hablaba y soñaba con la llegada de un rey descendiente de David cuyo destino era rescatar la grandeza de Su pueblo.


Uno de los grupos que esperaba al Mesías eran los esenios, grupo que se formó durante el conflicto macabeo. Los esenios creían que los sacerdotes del templo de Jerusalén eran corruptos y que era necesario que en el templo se llevara a cabo una intensa reforma. En su opinión, la venida del Mesías estaba cerca; y creían que el se uniría a ellos a fin de derrocar el yugo opresivo de Roma, cuyos gobernantes habían conquistado la tierra de Israel aproximadamente sesenta años antes del nacimiento de Yahoshua .


Durante ese periodo también ocurrieron acontecimientos que prepararon al mundo para la venida de Yahoshua el Mesías . Durante esa época salió a la luz una cantidad extraordinaria de literatura basada en la Torah , entre ella la traducción de la Escritura hebrea al griego y el comienzo de la creación de los rollos del Mar Muerto y los textos apócrifos. Fue durante ese tiempo que se crearon y refinaron las ideas relacionadas con los ángeles, la resurrección, y los conceptos de alma inmortal, cielo e infierno.


Sin embargo, sin tener un profeta que los guiara, los judíos debatían sobre el significado de las Escrituras y sobre quién sería el Mesías. Aunque la mayoría de la gente esperaba un Mesías descendiente del rey David, otros abogaban por un Mesías que fuera hijo de Aarón, un Mesías sacerdotal; e incluso había otros que no esperaban que viniera un Mesías.


Eran tantas las expectativas que habían surgido entre los diferentes grupos durante ese periodo , que éstos no supieron reconocer al verdadero Mesías cuando estuvo entre ellos. Ninguno de los grupos —escribas, fariseos, esenios ni saduceos— aceptaron a Yohanan (Juan) el Imersor como profeta, ni a Yahoshua como el Mesías. Algunos integrantes de esos grupos se convirtieron en los principales adversarios de Yohanan (Juan) y de Yahoshua durante sus ministerios (véase Mateo 21:23–46).


Los debates y argumentos que tenían los diferentes grupos acerca del Mesías persistieron. El profeta de los escritos nazarenos, Yohanan (Juan) el Inmersor , anunció la venida del verdadero Mesías y aclaró el tipo de salvación que Él proporcionaría. Señalando a Yahoshua el Mesías .


< Yohanan (Juan) 1:29 : “…¡He aquí el Cordero de el Todopoderoso , que quita el pecado del mundo!”>

Muchos judíos aceptaron a Yohanan (Juan) mientras preparaba a la gente para la venida del Mesías .


Cuando Yahoshua el Mesías inició Su ministerio, enseñó a la gente


< Mateo 7:29 “como quien tiene autoridad, y no como los escribas” >.


En muchas ocasiones, debatió con los líderes religiosos para aclarar las enseñanzas del matrimonio, de la resurrección, y de su función como Salvador. En vista de que muchos de los líderes religiosos lo rechazaron Yahoshua les dijo:


< Mateo 26:4 “Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis, también a mi Padre conocerías”. >



< Yohanan (Juan) 8:19, 42 Y agregó: “Si vuestro padre fuera el Todopoderoso , ciertamente me amaríais”>.



Ya que religiosos judios, fariseos, saduceos, sacerdotes y otras autoridades no pudieron identificar al Mesias que tenian ante sus propios ojos, ya que tenian la expectativa de un Mesías muy diferente a Yahoshua, lo rechazaron. (véase Efesios 2:20). Sin embargo, miles de judios, algunos fariseos y habitantes de Galilea, Judea, Samaria y Jerusalen SI lo reconocieron. De algunos de estos hemos recibido hasta nuestos dias los Escritos Nazarenos.


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