viernes, 4 de septiembre de 2020

Pregunta -- Como es que hay personas que también hacen milagros?

Respetado amigo Antonio Romero (Co) . Buen día. Con respecto a su pregunta nos permitimos comentarle lo siguiente:

Uno de los temas mas frecuentes al hablar a otros sobre las raíces hebreas de la fe es el tema de las señales. La gente está acostumbrada a poner su fe en lo que, aparentemente, genera resultados tangibles ante sus sentidos. No es extraño escuchar comentarios como los siguientes:

Ayer estuve en el culto de oración. ¡Qué bendición! ¡Como se derramó el espíritu santo! La gente hablaba en lenguas y danzaba sin parar…”

El culto estuvo tremendo. Yo sentía escalofríos en mi piel. No paraba de llorar…y mucha gente recibió sanidad de sus enfermedades…”

Con frecuencia, la gente está tan enfocada y convencida de la “realidad” de su fe por lo que experimentan sus sentidos, que no se molestan en revisar las bases de su fe. Dan por sentado que están en la fe correcta, pues piensan que esas señales no se manifestarían si estuvieran siguiendo una falsa religión.

Sin embargo, cuando revisamos la Escritura, nos damos cuenta de que las señales no necesariamente confirman la fe, y no necesariamente son evidencia de que una persona camina por el sendero correcto, o es íntegra ante los ojos de Yahweh. Examinemos algunos pasajes de la Escritura que lo comprueban.

Deuteronomio 13:1-3

CUANDO se levantare en medio de ti un profeta, o soñador de sueños, y te diere señal o prodigio, Y aconteciere la señal o prodigio que él te dijo, diciendo: Vamos en pos de deidades ajenas, que no conociste, y sirvámos-les; No darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños: porque Yahweh su Poderoso los prueba, para saber si aman a Yahweh su Poderoso con todo su corazón, y con toda su alma.” 

En primer lugar, de esta porción de la Escritura podemos obtener un dato importante: Las señales no son exclusivas de los siervos de Yahweh. Es importante notar que este pasaje indica que la señal o prodigio puede hacerse realidad, aun cuando sea efectuada por una persona que no sirve a Yahweh (y/o practica otra religión). Por ejemplo, tomemos el caso de Moisés, cuando se presenta ante el Faraón de Egipto:

Y habló Yahweh a Moisés y a Aharón, diciendo: Si Faraón les respondiere diciendo, Muestren un milagro; dirás a Aharón: Toma tu vara, y échala delante de Faraón, para que se vuelva culebra. Vinieron, pues, Moisés y Aharón a Faraón, e hicieron como Yahweh lo había mandado: y echó Aharón su vara delante de Faraón y de sus siervos, y se volvió culebra. Entonces llamó también Faraón sabios y encantadores; e hicieron también lo mismo los encantadores de Egipto con sus encantamientos;” Éxodo 7:8-11.

Notemos que tanto Aharón como los encantadores egipcios realizaron el milagro de convertir la vara en culebra. Pero no por eso podemos decir que los encantadores eran siervos de Yahweh, como lo eran Aharón y Moisés.

Volviendo al pasaje en Deuteronomio, del mismo podemos deducir que el asunto del uso de las señales para tratar de ganar seguidores a una religión o fe no es algo nuevo. El pueblo de Israel estaba rodeado de muchos pueblos cuyas prácticas eran desagradables ante Yahweh. Y el Todopoderoso sabía que Israel sería seducido por sus prácticas, al ver que efectuaban señales antes sus ojos y enunciaban profecías que se cumplían. Por esa razón Yahweh les hace la siguiente advertencia:

No darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños: porque Yahweh su Poderoso los prueba, para saber si aman a Yahweh su Poderoso con todo su corazón, y con toda su alma.” Deuteronomio 13:3 

¿Le resulta familiar? ¿No es lo mismo que vemos hoy día?

Veamos otro ejemplo particular.

El caso del profeta Balaam (Números 22-24)

Balaam era un profeta, quien fue llamado por Balac (rey de los moabitas) para que maldijera al pueblo de Israel. Los moabitas estaban asustados, ya que el pueblo de Israel había derrotado a otros pueblos vecinos—claramente favorecidos por Yahweh—y se dirijan hacia Moab para hacer lo mismo. El rey de Moab pensó que si Balaam pronunciaba una maldición sobre el pueblo de Israel, ellos perderían su favor y los moabitas podrían evitar la masacre que les sobrevendría.

El simple hecho de que el rey de Moab pensara que Balaam podía hacer tal cosa es intrigante. Claramente, Balaam debía tener una buena reputación y fama como profeta. No es posible que el rey Balac llamara a cualquier tipo de persona para una tarea así. Las petición de Balak a Balaam confirma este hecho:

Ven pues ahora, te ruego, maldice me este pueblo, porque es más fuerte que yo: quizá podré yo herirlo, y echarlo de la tierra: que yo sé que el que tú bendijeres, será bendito, y el que tú maldijeres, será maldito.” Números 22:6

Es importante notar que Balaam no era siervo del Altísimo. Si leemos los capítulos 22 al 24 de Números, veremos que en ningún momento se identifica a Balaam como un profeta de Yahweh. 

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Resumen y edición de un articulo de Yosef A.

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Invitación al vídeo: El filtro d Deuteronomio https://youtu.be/M7hb-F-YDug

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Estudios de la Sagrada Escritura bajo el contexto Hebreo Israelita Nazareno

Asamblea Israelita Nazarena - A.I.N.

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